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Volvió el espanto

Una desgracia que trajo a otra: por el asesinato del alcalde de Arenillas, Noboa retomó la presidencia anticipadamente

El "triunfal" regreso de Daniel Noboa a la Presidencia. (Foto: GROK - IA)

La anticipada reanudación de actividades presidenciales por parte de Daniel Noboa, tras el asesinato de un alcalde, ha generado una ola de cuestionamientos sobre su liderazgo y capacidad para abordar la creciente inseguridad que azota al país.

Mientras el pueblo ecuatoriano enfrenta un escenario de violencia cada vez más alarmante, el retorno de Noboa al ejercicio de sus funciones ha sido percibido por muchos como una respuesta tardía y superficial. Su falta de acción contundente para contener el avance del crimen organizado y garantizar la seguridad ciudadana ha dejado al descubierto serias falencias en su gestión.

Los críticos señalan que, a pesar de la gravedad del crimen, el Presidente no ha presentado un plan integral ni medidas específicas para combatir las amenazas que se ciernen sobre las autoridades locales y la población en general. En cambio, su enfoque parece limitarse a gestos simbólicos que poco aportan a resolver la crisis de inseguridad.

El asesinato del alcalde pone en evidencia el deterioro de la situación política y social en el país, mientras el gobierno de Noboa continúa mostrando una preocupante falta de liderazgo en momentos críticos. Además, el incumplimiento de promesas de campaña relacionadas con la seguridad y el fortalecimiento de las instituciones ha minado la confianza de los ciudadanos en su administración.

La crisis actual exige una respuesta inmediata y efectiva, pero el manejo de Noboa hasta el momento ha sido percibido como insuficiente y desconectado de las necesidades reales de Ecuador. Su gobierno enfrenta un desafío monumental para recuperar la estabilidad y la confianza, aunque sus recientes acciones parecen alejarlo de ese objetivo.

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